Santiago de Compostela, las Rías Baixas, Ribadeo y otros destinos top del turismo gallego están al alcance de todos los viajeros. Aunque sus visitantes gasten una media de sesenta euros al día, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), no existe un presupuesto estándar para explorar esta CCAA. En realidad, el dinero no supone un obstáculo para quienes viajan en temporada baja, comen como los locales o se desplazan en autocaravanas baratas en galicia.
En particular, el caravaning se ha convertido en una solución atractiva para los turistas que buscan alojamientos alternativos. Este medio de transporte proporciona, además de un plus de libertad, una vivienda rodante donde descansar al final del día, sin la molestia de reservar ni gestionar hoteles, campings, etcétera. Los parkings y áreas de pernocta —que son especialmente abundantes en Galicia— permiten pasar la noche sin infringir la normativa local.
La época del año es determinante para economizar en los principales servicios turísticos: desde la reserva en restaurantes hasta la entrada a ciertos monumentos y espectáculos. La tranquilidad y los precios bajos están garantizados en primavera y otoño, meses en que el termómetro se modera y es posible pasar más tiempo al aire libre.
Cuando el hambre apremia, es recomendable elegir los menús del día en vez de aquellas ofertas orientadas a turistas, sensiblemente más caras. Si cocinar no es un problema, en los mercados y ferias locales (Feirón de Sada en A Coruña, el Mercado de las Flores en Ourense, etc.) pueden adquirirse productos frescos de primera calidad. En definitiva, comer como los locales es un acierto en términos económicos y cualitativos.
La máxima de «recibes lo que pagas» no siempre se cumple en Galicia. Infinidad de destinos pueden recorrerse sin desembolsar un céntimo, tales como la playa de las Catedrales, las Fragas do Eume, el Cañón del Sil o la muralla romana de Lugo.