Recomendaciones para una vejez sana y activa

La tercera edad se asocia frecuentemente con el ocaso de la vida y el declive de la actividad profesional. La realidad, sin embargo, demuestra que la vejez puede ser un punto y seguido (Shigeaki Hinoharam, médico nipón, trabajó hasta los 100 años) o un nuevo comienzo (la jubilación permite consagrar el tiempo a la ocupación que más apasione). 

Con todo, la contratación de adeslas seguro para mayores de 70 años es indispensable. La senectud no sería plena si no se viviese con intensidad, y para lograrlo, el ‘secreto’ reside en mantener una buena salud física. Estas pólizas garantizan al asegurado el acceso a servicios y tratamientos médicos específicos para su edad, sin las molestas esperas de la sanidad pública.

Una salud de hierro no es sólo obra de la genética, sino que también la buena disposición a los chequeos médicos también influye. Las personas ancianas comparten con las jóvenes una pequeña aversión al médico. Sin embargo, las revisiones anuales y bianuales son una molestia necesaria.

Por otra parte, el sedentarismo es uno de los grandes males de la sociedad moderna y afecta en particular a las personas de la tercera edad. La solución pasa por hacer ejercicio regular y adoptar un estilo de vida más activo y tendente a la movilidad: apuntarse a clases de pilates o de tenis, realizar las compras en persona en lugar de a domicilio, reemplazar las horas de televisión por la asistencia a cines y teatros, etcétera.

Con su libro El poder del pensamiento positivo, el estadounidense Norman Vincent Peale puso de moda el pensamiento positivo y sus efectos benéficos han sido corroborados por la psicología moderna. Son muchas las investigaciones que demuestran la importancia de mantener una actitud optimista en la vida, cuyos efectos sobre la salud física y mental de ancianos (poco estudiados, eso sí) parecen ser favorables.